Un viaje estético al corazón del Pomerol.

Una pregunta muy frecuente que hace el público en Vinoteca Enológica es porqué relacionamos vinos y artes. No se trata de algo menor, nos apasionan ambas cosas y es donde hemos elegido desarrollar nuestros conocimientos. Pero es notable como ambos campos se integran en el descubrimiento del Paisaje, y rescatamos la manera de entenderlo del científico romántico Alexander Von Humboldt, redimensionándolo aún con el temor de resultar anacrónicos. Se produce un cambio en el interior de nuestros cuerpos, modificados por las lluvias internas de las emociones que nos riegan e inundan, ante el paisaje, ante el primer sorbo de un vino bien hecho, ante la obra de un artista.


Viajamos al corazón del Pomerol francés de la mano de Catherine Péré-Vergé y descubrimos una vez más el estrecho vínculo entre el arte y el vino, y nos llenamos de varios paisajes durante la cena que realizó en su departamento de Puerto Madero en Buenos Aires, junto a colegas, amigos y comunicadores del mundo del vino. Estuvieron Gustavo Paolucci y Margarita Bordón, representantes de Clos de los Siete, también como anfitriones. 
Mientras esperábamos a que llegaran los últimos invitados disfrutamos de la charla y del Lindaflor Chardonnay 2010 como recepción, único vino degustado de su bodega mendocina Monteviejo, contemplando pinturas de artistas argentinos que guardaban el equilibrio perfecto de una decoración justa, que no desprecia la importancia del espacio en blanco. Se destacaban especialmente dos cuadros de Antonio Seguí, de la serie de pulperías que mezclan gauchos y hombres de la grandes urbes, un Miguel D´arienzo a través de un gran bastidor de tela apoyado directamente sobre el piso y un Milo lockett de mediano formato pero de poderosa intensidad cromática. Las obras muestran en general una línea y las preferencias estéticas de Catherine, el realismo expresivo.


Catherine creó el marco de la degustación de los vinos con detalles significativos, por ejemplo que  Chateau Montviel tiene cinco hectáreas, que en Chateau Le Gay trabajan en el staff permanente tres personas o que ella no vivirá para poder degustar los vinos que cosechaban hoy porque su momento óptimo sería dentro de aproximadamente treinta años. Esto nos predisponía a sentir las características tan distintas que tienen los vinos del viejo mundo a los vinos argentinos. A continuación las notas de cata de los tres vinos degustados y sus respectivos maridajes.


.Chateau Montviel 2009. Pomerol. Rojo cálido con densidad media alta. Primera nariz  con aromas de cuero, grasa y carne. Los taninos impregnan la copa. Después aparecen la resina de pino y el perfume del roble nuevo. La entrada es intensa y los taninos son justamente picantes. Textura ideal, cuerpo medio. Acidez marcada, amplio y largo final. más de 13° de alcohol. Un vino nuevo que Catherine sugiere esperar 10 o 15 años. El valor es de 45 Euros aproximadamente.
Maridado con una entrada de mollejas asadas, rúcula, tomates secos, almendras y salsa criolla.
                                                                              
.Chateau Le Gay 2009. Pomerol. Rojo cálido con densidad alta. Primera nariz cerrada con aromas sutiles y complejos, notas de humo. Los taninos son firmes, finísimos y frescos. Intensa entrada, el cuerpo es entre ligero y medio. Muy sabroso, algo astringente y de retrogusto amargo. final muy persistente. Después de varios minutos aparecen aromas a olivas y chocolate, gas y aceite de trufas, a madera recién cortada. Con la frescura, acidez y la estructura de un gran vino de guarda. Catherine 
comenta que quiere compartir con nosotros cómo es un vino que promete y sugiere esperarlo treinta años. Compuesto fundamentalmente por Merlot, su valor es aproximadamente de 140 Euros.
Maridado con el plato principal de lomos asados, papas y tomates cherry.

.Chateau Le Gay 2007. Pomerol. Rojo cálido con densidad media. Más cristalino y también de tonalidad más cálida que el 2009. Primera nariz con aroma a puerto, pescado fresco y sardinas. Fermentación, bosta y establo con maderas húmedas, de legendarios terruños. La entrada es de taninos picantes y estructurados con una suave astringencia. De cuerpo medio a carnoso. Después de varios minutos de airear en la copa los aromas se tornan más espirituales y sutiles, volátiles de frutas y flores, mentol y anís muy fresco. 
Maridado con el postre de helado de vainilla y manzanas asadas.


Durante la degustación del último vino, Fabricio Portelli destacó las puntuaciones que los vinos de Michel Rolland recibieron en la guía Parker, entre los que el Chateau Le Gay 2007 recibió 91 puntos. Además de ser nuestro traductor de francés durante la cena, sorprendido por la calidad de las bebidas, le comentó a Catherine que para el paladar de los argentinos sus vinos no necesitaban ser esperados tanto tiempo.
Finalmente, el último de los paisajes en este ida y vuelta de América a Europa, terminó en Valle de Uco. De manos de Julián Bernatene de la Vinoteca Enológica le obsequiamos una panorámica de Bodega Monteviejo realizada en pastel seco sobre papel , que Catherine recibió con sorpresa.


Aquí la reproducción de la pintura, "Monteviejo", pastel sobre papel 50 x 70 cm. 2007.



Otra de las degustaciones de vino de alta gama de Vinoteca Enológica.